Re-Habitación

Re-habitación

Algunas pautas para evitar cocinar el territorio.

A partir del 7 de septiembre del año 2017, el sureste  y centro de México han sufrido; hasta la fecha, continuamente sismos y como consecuencia desastre en viviendas, pérdida de vidas, perdida de patrimonio, desolación, pero principalmente, las diversas regiones en desgracia se enfrentan a la falta de respuesta en comunidad, gubernamental, desarticulación social, intereses personales y particulares.

Regiones en situación de desastre: fueron consideradas en muchos casos con daños superiores al 80% del total de su territorio por municipio; como por ejemplo Oaxaca, donde una de las zonas más afectadas fue el istmo de Tehuantepec, con alrededor de 67mil viviendas afectadas.

Luego vinieron los sismos del 19 de septiembre que pegaron en la región mixteca, para posteriormente y debido a la  adición de fuertes lluvias se afectaron la cuenca del Papaloapan, la región mazateca-cuicateca, sierra Juárez y los Mixes.

Hacia el centro de México, se sumaron los estados de Morelos, Puebla y regiones aledañas al  impactado medio urbano de la ciudad de México. También sufrieron desastres notables, el Estado de México y Puebla.

 

Casa en ruinas después del sismo en Juchitán, Oaxaca. (AP PhotoRebecca Blackwell)

Por el volumen del daño,  el  número de regiones afectadas, pérdida de vidas humanas, es posible determinar una situación de desgracia de País, manifestada en distintas y diversas naciones culturales dentro de México,  todo esto  producido en suma; primeramente, por una fuerza geológica natural, que puso a prueba las condiciones geográficas de cada lugar pero ahora; este sin número de comunidades y daños  que enfrentan los pobladores  afectados no es único, también con la madurez del evento, ahora se enfrentan a una creciente fuerza humana de asistencia o intervención- muchas veces  solo emergente, pero más que nada apresurada, llena  y configurada por soluciones improvisadas, no definitivas, no adecuadas y que suponen al final solo paliativos frente a la emergencia.

Esta gran avalancha de euforia y activismo figurativo, bien podría equiparase con una fuerza tal a la geológica,  ya que el ser humano ha alcanzado como lo menciona el historiador Sthepen Pyne la capacidad de “cocinar el territorio”; él menciona:

-“…. finalmente, nos convertimos en una fuerza geológica ya que podíamos cocinar el planeta – tirando de carbón, gas y petróleo de la Tierra misma… nos dice  Pyne, “Tenemos el poder de fuego como monopolio de las especies. Esa es nuestra firma ecológica única.

Y qué significa esta reflexión?, nada menos que una apostura de precaución frente a la situación de desgracia, porque si bien  la sociedad civil actúa de buena fe en consecuencia ante eventos extraordinarios, sumado a la falta de acción de sus instituciones, sirven de muy poco las acciones descendentes, aisladas, sin presión sobre las instituciones que son los primeros responsables de respuesta y con soluciones basada en el impulso de dadiva y de incorporación de lo inmediato, lo fácil y lo barato.

Esa discapacidad de unos por sobre otros, de firmar sus acciones en el lugar del otro es una actividad vertical en nuestras sociedades, clasicista, desleal, y figurativa no realista; parte del sistema económico,  donde el buen accionar de unos, queda siempre por debajo del nulo accionar de las instituciones responsables de hacerlo, donde  es mínima la eficacia de los benefactores sociales y en lugar de ejercer como sociedad civil una contraparte democrática y eficiente, se permiten justificar la narrativa del poder y sus acciones, incluyendo la falta de ellas.

Hablando de materiales y comportamiento estructural:

Si un sismo supone una descomunal liberación de energía y dependiendo el punto de impacto, la resonancia, la situación geográfica -sumado a otros muchos factores- etc., es  el nivel del  daño que produce, así mismo se construyen experimentos con adobe introduciendo en sus modelos reforzados “sismo resistentes“ que con gran cantidad de energía para transformación de materiales; sumados por adición como  el concreto , el acero son trasladadas a las comunidades favoreciendo una nueva incorporación ajena en el entorno con un supremo desgaste y desperdicio de energía (recordemos que en nuestra posición de especia dominante, tiramos de carbón , gas y petróleo en pro de industrializar materiales, y consecuentemente se enmascaran actividades favorables al romantizar la tierra  y a su vez desvalorizando sus propiedades al sobrecargar las coronas de los muros, tratando de confinar el material con esfuerzo y dirigiendo al final todo ese contraste de energía a ser el principal punto de enfrentamiento contra el sismo por resistencia.

 

Cubierta colapsada, Omeotepec; Guerrero. Sismo 20 de marzo 2017/Adriana Covarruvias, El Universal.

Contra la confusión y comezón que a todo activista social le están causando estos comentarios:

Este texto no versa sobre  NO utilizar la tierra como material, ya que existen una gran cantidad de variables tradicionales, funcionales y eficientes,  se trata de No sub utilizarla y aplicarle propiedades que no alcanza, porque no las  tiene y además  se vuelven incosteables cuando el costo de la tecnología y de los agregados en concreto y acero confunden al habitante, y peor aún se vuelven intervenciones efímeras y son tan dañinas como aquellos  actores sociales que las aplican.

La tierra y sus aplicaciones a través de nuestra historia han logrado su permanencia y se han convertido en patrimonio debido a que han sido probadas, mejoradas y perfeccionadas a través del tiempo y no solo por clima, sismo y temperatura; sino que han sido valorizadas por quien las habita. Existe un antes  y un después con la vivienda y usos precolombinos (con armonía y relación al entorno, optimización de recursos, de usos y permanencia comprobada a través del tiempo. Otra parte importante del manejo de construcciones con tierra se da  a la llegada de la colonización española, y posteriormente tras más de trescientos años de apropiación de elementos con influencia árabe y europea sucede la llegada de la industrialización y es cuando el andar y permanencia de nuestra arquitectura tradicional se vuelve más sinuosa. Tristemente todas estas etapas consecuentes una de la otra se fundamentan en términos de fortalecimiento, fuerza y resistencia, bajo la premisa de enfrentar –en este caso: fuerzas sísmicas o naturales imposibles de asimilar a una escala humana, con consecuencias a nivel territorial  y/o hasta regional.

Union Hidalgo, Mexico, Septiembre 9, 2017. Photo: Reuters

 

En consecuencia de cada etapa histórica para la construcción con relación al entorno se ha reforzado el concepto y la persistente tendencia a la homogeneización cultural, que incitan a la unificación de los hábitos de vida, consumo y desarrollo. El desarrollo del hábitat y la participación de las sociedades en su territorio dentro de este siglo se desarrollan de forma determinista, como una  vinculación tardía para con el habitante, donde los profesionales en desarrollo urbano y de paisaje configuran las ciudades y el espacio en ellas, antecediendo las actividades a desarrollar y  las características de una habitación (vivienda) por imposición sobre las verdaderas necesidades del habitante. El territorio y el entorno en las ciudades se le da así a sus ocupantes: determinado y terminado, o en este caso en condiciones rurales, re-Construido

Otro término para la contradicción es la emergencia de grupos sociales que procuran diferenciarse del proceso de masificación exaltando rasgos particularistas. Como por ejemplo la construcción con Adobe. Tratando de desarrollar un proceso étnico – identitario trasladado para constituirlo en distintas localidades, mediante una marcada dicotomía entre “lo propio” y “lo ajeno”, suponiendo exaltar los rasgos de una etnicidad dominada por un “único material” y que al no ser así en realidad, ya que en realidad priorizan la utilización de materiales industrializados, relegando la utilización de la tierra y es así como en general  tienden a fragmentar las “identidades nacionales” la pertenencia y la identidad pero sobre todo la relación del habitante con materiales ascendentes producidos desde el origen.

Por muchos antecedentes y debido a importantes carencias en los procesos  que solo suponen un trabajo reciproco en comunidades pero que al final solo promueven un que hacer que se dedica a ensamblar un sin número de  elementos productos y  partes normalmente industrializadas para la construcción de vivienda  sin priorizar materiales locales y sostenibles que al ser subutilizados, terminan siendo maquillaje arquitectónico:

La tierra subutilizada; no es el único recurso del que penden los derechos y necesidades de los más desprotegidos. Esa exaltación por particularidad de rasgos con intensiones masificatorias es tan dañina  como incluir solo materiales industrializados; inconveniente, agresiva y des articuladora de identidades y patrimonio.

ver….. Proyecto re-habitación

 

H A B I T A T O R . Rodrigo Rojas Aranda.  Septiembre 2017